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5 principios de las metodologías ágiles para que tu negocio crezca

El Coronavirus puso al mundo patas para arriba. Si tenías un plan para este año, posiblemente lo hayas tirado a la basura y hayas barajado para dar de nuevo.

Aquí te comparto 5 aprendizajes del mundo de las metodologías ágiles que podés aplicar ya mismo a tu negocio. Para ser más flexible y lograr mejores resultados.

¿Qué pasó con las predicciones que habíamos hecho? ¿Con esos objetivos SMART tan bien diseñados que teníamos? ¿Con ese plan de acción pensado hasta el más mínimo detalle?

Esto pasó: llegó el Coronavirus y lo bajó de un hondazo.

Se desacomodó todo lo que habíamos planificado.

Yo le vivo recomendando a mis clientes que se organicen, que analicen, que proyecten, porque es la mejor manera de anticipar las subidas y las bajadas de la montaña rusa que es cualquier negocio. 

Pero en este caso, nada podía prepararnos para esta situación. Que de tan atípica e impredecible, se vive en el día a día.

Pero si vivimos metidos en tanta incertidumbre... ¿quién podrá ayudarnos?
Vos mismo.

Este es el momento para cambiar tu mentalidad y empezar a mirar tu negocio con los ojos de las metodologías ágiles. Porque los clientes se están comportando de manera distinta. Porque el mundo ya no será el mismo, aún luego de la pandemia. Porque las reglas están cambiando.

Aquí te comparto 5 cosas que aprendí de la agilidad, que implemento con mis clientes desde mi rol de coach agile, y que vos podés empezar a aplicar ya mismo.

Porque te ayudarán a progresar, aún en estos tiempos difíciles.

 

1. Experimentá más, planificá menos.

Las cosas como son: no sabemos qué nos depara el destino. Nadie sabe. Es muy difícil planificar el próximo año. O el próximo trimestre. O el próximo mes, incluso. 

Por eso, necesitás mantener la mente abierta. Probar cosas nuevas. Encontrar nuevos caminos y nuevos sistemas. Testear otras opciones.

Lo rígido, lo que no se mueve con el flujo de la realidad, lo estático, ya no funciona.

Este es el momento para ser flexible y trabajar con lo que tenés a mano, lo que ya tenés disponible.

En vez de tener un plan rigído, vas a trabajar con un plan emergente. Es decir, en vez de seguir un esquema pre-planificado, vas a probar algo nuevo todos los días, para descartar lo que no funciona y quedarte con lo que sí funciona.

Las metodologías ágiles se basan en la cultura de la experimentación.

Creá contenido que nunca habías creado (como yo en este caso, que te estoy hablando de métodos ágiles, algo que conozco pero que no había contado). Hacé pruebas A/B testeando nuevos mensajes y nuevas propuestas de valor. Diseñá ofertas nuevas, con ideas diferentes para tus clientes de siempre, donde les entregás tus servicios en un nuevo formato. Si no trabajabas con la modalidad online, animate a entrar en ese mundo. Si no entregabas a domicilio, incorporalo a tus opciones.

Probá, aprendé permanentemente, quedate con lo que funciona. Y repetí el proceso.

Hoy, más que nunca, es el momento de experimentar.

 

2. En vez de hacerlo perfecto, enfocate en avanzar. 

Uno de los mayores enemigos de todo proyecto es querer tenerlo todo claro y tenerlo todo perfecto antes de empezar.

Los negocios prosperan cuando están en movimiento. Si frenás, si esperás a ver qué pasa, si querés tener previamente toda la información posible en este contexto tan volátil, te vas a quedar inmóvil en el lugar en el que estás.

O lo que es peor: vas a perder posición en el mercado con respecto a tu competencia, retrocediendo varios casilleros, porque te aseguro que somos muchos los que seguimos en marcha.

En medio de tanta incertidumbre... ¿qué podés hacer para seguir avanzando?

Date cuenta del costo de la demora. Reflexioná y cuestionate cuál sería el impacto de no seguir avanzando.

Si seguís perfeccionándolo, si seguís informándote, ¿cuál será la ganancia? ¿Vale la pena esperar?

Recordá que no tiene que estar perfecto para que arranques. Es mejor hecho que perfecto.

Es preferible hacerlo ahora, experimentar, aprender, y mejorar continuamente, que quedarte quieto esperando a ver qué pasa.

El mundo es de los que se mueven.

 

3. Movete de menos a más.

Quienes trabajan conmigo escuchan siempre esta recomendación: experimentá, aprendé, y una una vez que ves que funciona, abrí la canilla.

Con esto quiero decir que es mejor moverse de menos a más, ir de a poquito hasta que encontrás el punto óptimo, y recién ahí tirar toda la carne al asador. Es decir, invertir más (tiempo, recursos o dinero) una vez que sabemos que lo que estamos haciendo va por buen camino.

El ejemplo típico son las campañas en redes sociales. No hace falta que empieces con grandes inversiones. Arrancá con un presupuesto bajo, aprendé qué funciona y qué no. Y una vez que tenés más certezas, ahí sí podés empezar a invertir más.

A mí me gusta comparar esto con un balde. Cuando empezás algo (una campaña, un nuevo producto, el lanzamiento de un curso), ese nuevo proyecto es como un balde lleno de agujeros.

Si tirás mucha agua en ese balde -muchos recursos-, un montón se va a escapar por los agujeros.

En los negocios, a medida que vas probando y vas aprendiendo, vas tapando esos agujeros. Y cuando ya tenés unos cuantos agujeros tapados, ahí llegó el momento de tirar mucha agua, porque sabés que no se te va a escapar nada.

No hagas grandes inversiones hasta saber que podés tapar los agujeros del balde.

La clave está en probar, medir, aprender y corregir lo que no funciona. Y recién entonces, jugártela con todo.

 

4. Enfocate en las personas, en vez de los procesos.

En tiempos como estos, los humanos estamos más cambiantes que nunca. El entorno es volátil, nuestras emociones fluctúan, y lo que nos gustaba ayer hoy ya no nos gusta más. Incorporamos nuevos hábitos a la fuerza.

Tus clientes están atravesando una crisis. Tus colaboradores, también.

Para que tu negocio prospere en medio de la pandemia, precisás valorar a las personas y las relaciones sociales por encima de los procesos y las herramientas de tu negocio.

¿No vendías online porque es un lío? Pero hoy todos se quedan en casa, tal vez la vida o la muerte de tu negocio dependa de tu flexibilidad para implementar este cambio. 

¿Tu canal de comunicación habitual con tus clientes era el chat del sitio, pero notás que ahora muchos te piden hablar por teléfono? Seguramente necesites implementar alguna línea de contacto para que tus clientes se comuniquen directo con vos, es lo que están necesitando.

Escuchá a las personas que te rodean y que apuntalan tu negocio. Clientes y colaboradores.

Es una buena práctica para adoptar ahora, y mantenerla siempre.

 

5. Amigate con las métricas.

Si adoptás estos principios y empezás a mirar tu negocio con los ojos de la agilidad, haciendo estos pequeños experimentos, aprendiendo, corrigiendo y mejorando de manera continua, las métricas son una parte fundamental del proceso.

Los argentinos no estamos muy acostumbrados a medir, excepto en ciertos negocios y en ciertos ámbitos. Y, sin embargo, es lo que de verdad nos permite entender el impacto que tuvieron nuestras acciones, y si funcionaron o no.

Una de mis frases es "lo que no se mide, es opinión". Si no tenés métricas que avalen tus resultados, esos resultados no son más que suposiciones.

¿Qué productos se venden más? ¿Cuál es la variación mes a mes? ¿Qué tendencias encontrás? ¿Qué campañas funcionan mejor? ¿De qué lugar son los clientes que más te compran? ¿Qué mensaje es el que tiene mayor impacto?

Contar con esa información en números te permitirá avanzar con paso más certero en tu negocio. Mejores datos implican mejores decisiones informadas. Y mejores decisiones te harán tener un negocio más próspero.

 

La ilustración de este posteo es de Freepik Stories.

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